Por: Ana María Estrada Tobón
Uno de los grandes aprendizajes y sentido de los desafíos que estamos viviendo como humanidad, es la profunda necesidad de la empatía y el trabajo colaborativo, lo cual nos genera la siguiente reflexión:
• Entrar en resonancia: el encuentro con el otro y con el propósito superior y común, permite que podamos entrar en resonancia: ese es el verdadero encuentro, en el que me importa lo que le pase al otro desde una mirada ecosistémica.
• Conectar con el otro: se refiere a ese reconocimiento profundo cuando me doy cuenta de que el otro, es yo mismo; es decir, cuando aparece el sentido de unidad que surge en el corazón abierto, a través de la mirada compasiva. Cuando este fenómeno sucede, todo cambia: mi relacionamiento surge desde un lugar interior de inclusividad, de integración; desapareciendo la fragmentación y el separatismo.
• Un nuevo territorio en la relación: tiene que ver con el paso del individualismo rampante que corroe a las sociedades contemporáneas, transformándose en una colectividad que se expande y se contrae, desde una forma de preguntarse que va desde el ecosistema, al egosistema.
Cabe destacar que estas distinciones emergieron de la siguiente frase que revela la profunda sabiduría de Otto Sharmer, quien es una de nuestras grandes fuentes de inspiración:
“Para realmente sentirse como otra persona se siente, debemos tener un corazón abierto. Solo un corazón abierto nos brinda la capacidad empática de conectarnos directamente con otra persona desde adentro. Cuando esto sucede, sentimos un cambio profundo ya que entramos a un nuevo territorio en la relación; olvidamos nuestra agenda personal y empezamos a ver el mundo a través de los ojos de otra persona”. Otto Sharmer.
Marzo 21 de 2020.