Por: Ana María Estrada Tobón
La forma de mirar es “el tema” que nos seduce con curiosidad a adentrarnos en las profundidades abismales con valentía y con esperanza. En el mirar encontramos la clave para trabajar en nuestras propias certezas. La forma de mirar habla de lo que creemos y a lo que le apostamos. Y también dice con claridad en cuáles nichos conversamos y pertenecemos, así como en cuáles hay que migrar.
El mirar como proceso biológico es también sistémico: y si somos capaces de observar cómo miramos biológicamente, y somos unos observadores atentos y curiosos, seremos capaces de integrar nuestro mirar, con el mirar del corazón, que es el de la intuición y el del sentido.
Desarrollar esa integración matemática que responde a la lógica de la potenciación, implica un “desnudarse” de frente -primero que todo- a sí mismo, para después pasar a desnudarse de frente al otro y a un nicho sistémico mayor.
Y pues evidentemente, ese ejercicio, no es fácil. El camino no es otro diferente a desnudarnos de frente al que no conocemos, al que nos genera desconfianza, y al que no nos gusta. Nada más poderoso como ese ejercicio de “desnudarse”, pues solo ahí, aparece “lo correcto”, lo profundo, y lo auténtico.
Enero 22 de 2020.