La diversidad se nos aparece en forma de preguntas

Por: Sara Martínez

En ocasiones cuando todo parece ir viento en popa, o que nos parece que hemos llegado a un momento de estabilidad, en los proyectos, en los sueños, en los planes, en la vida, aparece un ruido que se expresa en dificultad, contradicción, obstáculo, desajuste, devolución, giro, choque y hasta amenaza. Esa es la diversidad cuya manera de aparecer es en forma de pregunta.

Acompañando procesos humanos individuales y organizacionales, he venido sintiendo cada vez con más fuerza el llamado a la valentía, pues este mundo emergente rompe con la metáfora del universo en nuestras interacciones y se instala de manera contundente en la metáfora del multiverso. 

Lo anterior se expresa en la forma en que tradicionalmente se han llevado a cabo los proyectos, cambios e implementaciones en el mundo de las organizaciones, donde se define un qué, y un cómo hacer para que las personas se sumen, se alineen, se comprometan con ese qué, lo cual puede ser un modelo, un proceso, un procedimiento, una política. Generalmente en las grandes organizaciones esto viene de consultores externos que incluyen en sus entregas el plan de cambio o asimilación. En otras palabras, se aterriza el proyecto o proceso a la organización, con un trabajo previo.

Sobre ese trabajo previo o por etapas, se instala la idea de que está listo para poder salir “en vivo”; entonces acontece lo natural: sale en vivo el nuevo modelo y el siguiente trabajo es lograr que todos se sumen sin objeción (pues todas las objeciones fueron contempladas de antemano) y si la objeción aparece, la respuesta debe estar también preparada, prevista, porque cualquier pregunta al proceso puede ser vista como la desviación de un plan.

Eso que es tan natural, ha asustado durante años a las empresas, que cada vez blindan más la posibilidad de que la objeción, pregunta o ruido aparezca después de que un grupo de personas se habían pensado el asunto.

Pero ello ha sido una ilusión histórica de nuestra humanidad, especialmente en el mundo de la producción, que da cuenta de que cerramos la escucha cuando damos un producto por terminado, solo que aún cuando en su interior se haya creado el mayor compromiso con el resultado, no podemos olvidar que los sistemas están vivos y no permitir el encuentro permanente, anula su disposición a la vida misma.

Lo diverso no puede limitarse a su aparición en un espacio controlado (pilotos, ensayos, laboratorios) porque lo diverso es la vida del sistema, por tanto debe continuar expresándose en vivo; de este modo no demoraríamos tanto en salir con los cambios, las iniciativas, porque se asumiría el cambio como esa constante del multiverso vivo, donde todo interactúa y se nutre, porque la escucha permanente es el mecanismo. Esto llevaría a movimientos ágiles de las organizaciones y a reconocer que aún bajo control, los modelos nuevos e híper pre estudiados, han tenido que realizar cambios porque las resistencias o el llamado del sistema es implacable, solo que con tal control las transformaciones suelen ser desgastantes y agobiantes para el sistema y sus personas.

No muy lejos estamos en nuestra forma de operar como personas, planeando, controlando, calculando formas de hacer, que nos resultan pesadas a la hora que la diversidad se nos aparece en forma de pregunta, pregunta del otro, o de uno mismo, ¿estoy siendo feliz? ¿Si es esto lo que quiero? ¿y ahora qué? ¿Por qué me siento cansado? Pues es la expresión del movimiento que somos, por ello, no es cuando tenemos las respuestas si no cuando cambiamos las preguntas que se devela el movimiento y la riqueza de lo diverso. Esa es la vida…