Por: Ana María Estrada Tobón
El sentido de lo humano se expresa de manera consciente a partir de la contribución consciente que cada uno articula a su hacer. Como bien lo dice Maturana, “los seres humanos no queremos obedecer”.
Queremos co-inspirar con otros, porque nos respetamos y sabemos que somos capaces de construir mundos de realidades oportunos para todos. La tentación de la competencia, nos pone a trabajar en equipo, pero desde la reserva y la desconfianza con el otro. Y es por esta razón que muchos insisten en que las organizaciones no pueden ser un espacio de socialización fundamental. Todo depende del lugar en el que nos encontremos, y de la manera cómo seamos capaces de mirar al otro, a pesar de nuestros propios temores.
En este sentido, las redes de conversaciones, dependiendo de su nivel de profundidad y autenticidad, pueden llegar a ser conmovedoramente transformadoras. Bien lo dice Maturana: cambia la cultura, cuando cambian las redes de conversaciones. Qué potente puede llegar a ser una empresa cuando es capaz de asumirse en la revisión seria y sincera de sus redes de conversaciones.