Por: Ana María Estrada Tobón
El ejercicio de la respiración tiene como propósito conectar el sentir con el pensar. Otto Scharmer, le agrega otro elemento: es el contacto con la fuente de sabiduría de cada uno. Pero para poder acceder a ese lugar privilegiado interior, se requiere, un proceso que le permita a cada uno, mirarse desde lo que en realidad es, como ser humano, independientemente de su rol, el cargo o posición que ocupe…
Esta inspiradora invitación, es muy retadora en las organizaciones, cuando el cargo tradicionalmente se confunde con lo que nos da la legitimidad en nuestro hacer.
De esta manera, ser capaces de ser lo que somos, es extraordinario, porque muchas veces estamos tratando de ser otra cosa, en aras de agradar. Cuando somos auténticos, desaparece la necesidad de los academicismos y los descrestes del conocimiento, porque lo fundamental, que es nuestra esencia, ya está. Simplemente, hay que recordar…
Y ese proceso de recordación es bien difícil si hemos creído que lo que somos está en lo que estudiamos afuera, sin interiorizar en el adentro, sin hacer conciencia de en qué nos vamos convirtiendo. Así, muchas veces vamos olvidando qué venimos a hacer en el vivir, en lugar de aprovechar los escenarios organizacionales, que están ahí, para que nosotros podamos dar lo mejor desde nuestra esencia.
Para eso, necesitamos cambiar la forma de mirar a los otros y transformar el lugar interior desde el cual contribuimos, para que la organización pueda ser la mejor expresión de lo que puede ser.
Noviembre 21 de 2019.