Por: Ana María Estrada Tobón
Poder compartir sobre lo que estamos viviendo y lo que nos ha pasado genera en un equipo un sentido de unidad muy especial. De hecho, es muy escaso reunirse para hablar de estos temas. Desde ahí es fundamental el poder hablar desde “el sentir” de cada uno, porque en ocasiones nos ubicamos en un lugar diferente de autenticidad y “mismidad”.
Adicionalmente, responde a la dinámica “recursiva” en la cual insiste tanto la biología cultural: y es que las personas cambiamos de opiniones y de emociones todo el tiempo.
El poder expresar en qué estamos, no solamente es importante para el equipo, sino que también es vital que cada uno al expresarlo, pueda darse cuenta del momento en el que está y de la forma en la que cada uno ha decidido vivirlo, ya que siempre es una decisión personal que se expresa y se materializa en el mundo que crea y recrea con su vivirlo. Desde ahí, lo más simple, regresa a su lugar de primerísima importancia.
Las personas creemos que lo importante son los haceres que movilizamos en nuestros respectivos roles, pero la verdad es que lo importante es lo que sentimos alrededor de lo que decidimos movilizar. Solo que en nuestros nichos culturales actuales de eso no se habla, al considerarse una pérdida de tiempo, y como hay tanto para hacer, se deja normalmente por fuera, lo único importante: cómo vivimos lo que decidimos vivir. Podría ser esa la razón por la cual, estamos casi todo el tiempo perdidos de nosotros mismos…
Noviembre 8 de 2019.