Por: Ana María Estrada Tobón
Bien lo dice Joan Antoni Melé “una organización tiene sentido cuando contribuye a que el mundo sea mejor». Todos en nuestro vivir tendríamos que tener presente ese propósito fundamental: el contribuir de manera decidida a que el mundo sea mejor. Así, tendríamos una vida llena de sentido y de mirada incluyente y amorosa, amplia y vasta.
Tal vez lo más significativo tendría que ver con que el compromiso sistémico hay que despertarlo, resignificarlo y conectarlo con nuestro propio sentido de vida individual y organizacional.
De igual forma, surgen muchas reflexiones y relaciones que logramos distinguir entre la mirada y el sentido. Me gustaría rescatar esa necesidad profunda que todos tenemos de mirarnos, de reconocernos, de acariciarnos con la mirada, de dejar la exigencia por un minuto y tratar de encontrarnos con el otro, en eso que pasa allí, en un momento único e irrepetible.
Pero para eso, necesitamos estar “presentes” en lo que hacemos, para darnos cuenta en dónde “abandonamos” nuestra mirada. Para poderla recuperar, primero que todo para nosotros mismos, como la única posibilidad de encontrarnos verdaderamente con el otro; y de honrar eso que somos como humanos. Como diría Otto Scharmer, de internalización del sentido en todas las derivas del vivir, incluida la laboral, para poner toda nuestra intención y nuestra atención.
Abril 11 de 2019.