Por: Ana María Estrada Tobón
La conciencia sobre el propio tejido interno y el tejido que cada uno de nosotros le “pone” a su hacer organizacional, es central y hay que tenerlo siempre presente.
Por eso el sentido profundo de las redes colaborativas nos invita a migrar del esfuerzo de la disciplina, a la fluidez y la alegría, honesta y sincera de encontrarnos con los otros.
El tejido adicionalmente, nos genera un alivio y un respiro en este mundo tan lleno de dificultades, y tan necesitado de esperanza. El ser capaces de mirarnos a los ojos, nos trae confianza y compañía de frente a cualquier cosa que pueda suceder.
De esta manera, comparto la siguiente inspiración de Otto Scharmer para profundizar en el tema del futuro emergente y disruptivo que nos invita a aprender con fuerza y decisión, aquello de vivir y laborar en medio de la incertidumbre; una incertidumbre cada vez más ilegible y difícil de ver, pues el único camino es la presencia y la conexión sistémica en Redes Colaborativas:
«El campo de batalla principal de este siglo es con nosotros mismos. Es una batalla entre el yo y el Yo: entre nuestro yo existente y acostumbrado y nuestro Yo futuro emergente, tanto individual como colectivamente. Es una batalla entre la ausencia y la presencia que se despliega en todos los sectores y los sistemas de la sociedad actual. Para responder desde el futuro emergente debemos cambiar el lugar interior desde el que operamos. Para ello, debemos poner en suspenso nuestras opiniones, redirigir nuestra atención, dejar ir el pasado, inclinarnos hacia el futuro que quiere emerger a través de nosotros, y dejarlo venir» Otto Scharmer.