Por: Ana María Estrada Tobón
Sin lugar a dudas, el papel que la disciplina ha ocupado en nuestro vivir cultural, ha sido bastante complejo: nos han enseñado que solo a punta de esfuerzo, es posible alcanzar unos logros importantes y necesarios, para poder hacer parte del nicho cultural. La consecuencia de esta distinción, no ha hecho otra cosa que desconectarnos de nuestra esencia profunda y de la misión propia, que pasa por la conexión con la vocación; y con nuestro papel en el vivir, sea cual sea: el ámbito organizacional, el emprendimiento, la conexión con el sentido de vida, con lo que las personas queremos estudiar y aprender, y demás ámbitos del vivir humano.
Estos tiempos disruptivos nos invitan a reflexionar y a preguntarnos por lo esencial, desde lo profundo de cada uno, para conectar con la propia contribución. En ese lugar, en donde la disciplina no sea un punto de partida, sino el resultado de una convicción real y auténtica de eso que somos; y que por consiguiente, nos es imposible, hacernos los sordos, para cumplir un papel que nos es ajeno, y que no tiene que ver con eso que a la luz de lo vocacional, no aparece. Y que por lo tanto, nos implica un gran esfuerzo, al enajenarnos de nosotros mismos.
Démosle la bienvenida a los tiempos en los que seamos capaces de ser eso que somos. Démosle la bienvenida a estos días que corren, en los que nos preguntamos por el sentido que tiene lo que hacemos, bajo el convencimiento de que no hay necesidad de desgastarnos en cosas que no son nuestra vocación, y que no tienen que ver con nosotros. Y asumámonos en lo que sí nos corresponde con valentía y decisión, para que cada uno pueda implicarse desde su esencia profunda y su autenticidad.
La clave mayor para la máxima contribución surge de ser, eso que somos; es decir, permitir que surja esa particularidad, esa nota singular que tenemos las personas. Cuando tenemos la valentía de ser eso que somos, ocurre un fenómeno maravilloso: desde el sentido profundo de nuestro vivir, se construye un tejido co-creativo en fluidez y en bienestar.