Por: Ana María Estrada Tobón
La propuesta de las Redes Colaborativas se orienta en darse cuenta, hacer sentido y hacerse cargo, como una posibilidad de hacer ese recorrido hacia el lugar interior, con la invitación a permitirnos la presencia desde la cual podemos aportar lo mejor de nosotros. Esto, con base en lo que somos y lo que hacemos, y desde allí asumir lo que nos corresponde.
De igual manera, para que las Redes Colaborativas puedan ser posibles, se requiere precisamente que las personas tengamos la disposición a hacer parte, a participar. Si esta disposición, no surge, estamos en “problemas”…
Este inspirador concepto de lo colaborativo, no se da por decreto, ni por mandato. Solo surge por convicción individual. Y si las personas no tienen la conciencia necesaria o el entendimiento para disponerse a la colaboración, no es mucho lo que podamos hacer. Es allí en donde, la organización, tendrá que pensarse y preguntarse si está preparada para que sea una apuesta organizacional. De ser así, tendría que recorrer un camino (largo o corto) que le permita asumir esa “realidad” que afecta el ámbito organizacional, y finalmente la cultura de la empresa.
El otro camino que Maturana llama todo el tiempo es aquel en el que las personas nos transformamos en la convivencia, unos con otros. Se mueve un colaborador, y todos nos movemos. Lo que yo llamo con frecuencia, el Frente de Onda. Se va generando un frente de onda, que el que no participe, sistémicamente va quedando por fuera, de manera natural.
Sin embargo, el camino es lento y requiere mucha paciencia. Lo importante es que nos podamos preguntar, si esta ruta que propone las Redes Colaborativas tiene sentido para cada uno de las personas que la componen. Y allí la organización se podrá dar cuenta del momento organizacional, y de lo larga, corta o tortuosa que puede ser la ruta. Aunque la ruta- lo dice Maturana- debe ser gozosa, en “la alegría de estar juntos”, no puede ser en el esfuerzo.
El esfuerzo se fundamenta en la emoción del control, y ya sabemos que el control es más de lo mismo. Desde ahí, reitero, la invitación es a vivir un camino gozoso, fluido, que sintamos en bienestar; es decir, natural. Sin empujar, sin tener que convencer al otro de nada. Solo así es posible.
Agosto 2 de 2019.