Por: Ana María Estrada Tobón
En muchas ocasiones, se aborda la motivación como un asunto que se ubica tradicionalmente afuera, como el reconocimiento. Y se trata, precisamente de un tema de inspiración y de sentido de vida. No necesito ningún agente externo para motivarme o para inspirarme.
De esta manera, que el jefe me pueda ver y pueda darme una palabra de aliento, es siempre muy bien recibido; pero es también una exigencia para ese jefe que tenga que estar atento a todos los logros de sus colaboradores para dar “palmada en la espalda”…
Cabe destacar que nuestro cuerpo biológicamente es un sistema cerrado que opera sin una motivación externa. Por eso, tal vez deberíamos aprender más de nuestra naturaleza biológica, para darnos cuenta, que el irrespeto por uno parte de un sacar nuestra mirada de nosotros mismos, para ponerla en la voz de un tercero. Uno siempre sabe cómo se mueve y si está dando lo mejor de sí . Nadie se lo tiene que decir.
El trabajar dando lo mejor, tiene que ver con la valoración y el sentido que tiene para cada uno de nosotros el trabajo. Y una vida y un trabajo sin sentido, no vale la pena. La experiencia nos muestra que si tenemos coraje y valor, podemos movernos para poder vivir una experiencia que sí tenga sentido para lo que venimos siendo como personas.
Agosto 9 de 2019