Por: Ana María Estrada Tobón
La valentía, se conecta con la fuerza de voluntad, el sobreponerse y el concepto de fracaso. Sobre esto, comparto algunas de mis distinciones:
• Fuerza de voluntad: que es lo que en Confluye llamamos el “parao” y que es precisamente lo que hace que la acción, no sea “mera” reacción; sino acción consciente y respirada. La sabiduría solo surge cuando la acción es serena. El parao permite que surja el futuro emergente, así no entendamos nada, y nos de miedo. Su poder fundamental radica en la capacidad de irradiar y de contagiar a otros en ese Frente de Onda ecosistémico que nos llena a todos de esperanza y de posibilidades.
• El sobreponerse: tener la valentía necesaria para no rendirse de frente a lo que consideramos lo “correcto”, poniendo especial atención a no perdernos en el apego a nuestras certezas; es decir, abriendo siempre nuestra escucha para que seamos capaces de develar nuestras sorderas, de manera tal que nuestro operar integre a ese campo que se está queriendo manifestar.
• El fracaso: nuestros miedos están íntimamente relacionados con el fracaso, y con ese temor a no ser exitosos; dejando de lado la conexión sistémica universal que nos recuerda todo el tiempo, nuestra misión de aprendizaje en el nicho en el que nos encontremos en un momento preciso de nuestro devenir personal en la organización. El aceptar hacer parte de un nicho organizacional, implica e invita a un proceso profundo de aprendizaje, de manera tal que si somos capaces de abrazarlo con confianza y esperanza, lo viviremos de manera fluida; pero si por el contrario, nos aferramos a lo que nosotros en nuestra ignorancia queremos que sea, nos agotaremos y sufriremos irremediablemente viviendo la experiencia como un fracaso. Desde esa perspectiva: el fracaso es parálisis y quietud; y el aprendizaje fluidez y movimiento.
Marzo 10 de 2020.