Por: Ana María Estrada Tobón
Las Redes Colaborativas son otra forma de tejer la organización, es decir, de hacer ese frente de onda amoroso, compasivo y colaborativo que estamos deseando generar con conciencia y respeto por nosotros mismos, y por los demás.
De esta forma, los resultados se dan en la medida en que el proceso y el camino sean vividos en unión, fluidez y bienestar, siendo capaces de construir con las habilidades de los otros, aceptando nuestros puntos ciegos.
Y de eso, precisamente, se trata este camino de las Redes Colaborativas: todos comprometidos con develar lo invisible, pues solo mirándonos de frente a nosotros mismos, podemos realmente hacernos cargo.
Suena miedoso, pero esa es la apuesta. Es más, me encantaría decir, que la colaboración, invita a una emoción del hacerse responsable de sí mismo, porque no tengo qué mostrar “lo maravilloso que soy”, sino que tengo que hacerme consciente del mundo que genero con mi moverme. Desde ahí, se construirían organizaciones que no habría quien las pare, con colaboradores conectados con todo su potencial, en el respeto por sí mismos, y por los demás.
En este sentido poder cambiar nuestra forma de operar, desde la colaboración, se requiere un cambio radical en la mirada, de pertenencia, de caminar juntos, de necesidad de que cada uno ponga lo que le corresponde.
Junio 21 de 2019.