Por: Ana María Estrada Tobón
Un asunto que merece de toda nuestra atención tiene que ver con la emoción de querer saber qué va a pasar; como si aún hoy, estuviera en nuestras manos, controlar lo incontrolable. El poner el foco y la atención en el futuro, genera una consecuencia sistémica desafortunada, en el sentido de que soltamos nuestra presencia, y no vemos los síntomas y las señales que nos da desde el presente, ese futuro que está queriendo emerger…
Es por eso que para serenar un poco nuestra ansiedad con lo que podría pasar, pero que nadie sabe de qué se trata, bien valdría la pena, reconectar el operar con el proceso en el presente, para que pueda ir piano, piano, como dirían los italianos, resolviendo el futuro, pero desde mi presencia en mi presente.
Y esta sensación de no tener el control es posible que genere en varios un sentimiento de frustración, ¡cosa que me parece extraordinaria! Nada más poderoso que un sentimiento de frustración, siempre que tengamos el valor y la fuerza de movernos de lugar, para poder pasar de la frustración a la expansión del operar y de lo que auténticamente somos, admitiendo con compasión por nosotros mismos y por los demás, eso que somos, que seguimos conservando desde algún lugar de conciencia, y que seguimos generando con nuestro vivir.
Enero 30 de 2020.