Por: Ana María Estrada Tobón
Todos los seres humanos tenemos aspectos y talentos desarrollados. En otros ámbitos es lo que se llama la luz de cada uno, o la medicina. En cada uno de nosotros es diferente y tiene que ver con los talentos que movilizamos en el nicho en el que nos encontramos, en un cierto momento de nuestras vidas.
El asunto es que esa luz tiene una especie de pareto, en la que se expresa de manera sabia y oportuna. Cuando hay carencia o exceso, aparece, para el caso de la autoestima, en manera de egocentrismo y en la inseguridad. Pero lo mismo sucede con otros talentos propios de los seres humanos.
Es por eso que la “presencia” de la que nos habla Otto Scharmer nos invita es precisamente a conservarnos con conciencia en ese breve espacio de “sabiduría” y de “centramiento”, que posibilita la expansión de nuestro talento y nuestra luz en su plena y justa dimensión.
Diciembre 22 de 2019.