El cambio del lugar interior

Por: Ana María Estrada Tobón

El cambio de lugar es siempre importante. La tendencia a acomodarnos en un mismo lugar y a no querer soltar el apego que la comodidad nos produce, puede llevarnos a ver las cosas desde la misma perspectiva. Este cambio tiene ese encanto y esa fascinación: probarnos a nosotros mismos que somos capaces de movernos y mirar desde otro ángulo, así nos implique incomodidad.

De esta forma, el movimiento fuerte siempre es interior y se da por la multiplicidad de situaciones, de personas con las que nos encontramos. Por las vivencias que no quisiéramos vivir y que no hemos escogido para nosotros. Todas esas experiencias nos mueven y nos conmueven, sacudiéndonos en algunas oportunidades con mucha fuerza y obligándonos a asumirnos a nosotros mismos. Bien lo dice el sabio refrán popular: “afuera, no pasa nada”.

La invitación, entonces, es a cambiar de lugar, a cambiar también de ubicación hasta en nuestros espacios cotidianos, pues tiene que ver precisamente con aprender a estar cómodos con esos movimientos que surgen inesperados de la nada y que son inevitables: no tenemos cómo controlarlos. Es un entrenamiento simbólico y concreto para los desafíos que nos presenta el nicho organizacional, que igual los presenta, sin siquiera preguntarnos. Lo único que podemos hacer es asumirlos.

Desde esa perspectiva, bienvenidos todos los cambios de lugar, para que aprendamos a danzar en el amplio nicho del vivir organizacional, y en la dinámica sistémica biológico-cultural de la cual, tanto nos ha hablado Maturana. En este sentido, también es importante considerar que el entorno contemporáneo va en contravía de la quietud en la mirada.

Pero siempre es importante darse cuenta del lugar interior desde el cual yo quiero conservar el mismo lugar, la comodidad, el no moverme, porque desde ese lugar interior, todo lo que yo haga, tendrá de telón de fondo, eso que quiero conservar. Y eso marcará y denotará notablemente mi forma de operar y como bien llama la atención Otto Scharmer, el resultado de todo lo que yo haga.

Julio 3 de 2019.